El equipo
secreto
La CIA y
sus aliados controlan Estados Unidos y el mundo
LEROY FLETCHER PROUTY
Col., U.S. Air Force (Ret.)
Copyright © 1973, 1992, 1997 by L. Fletcher Prouty
Capítulo 1
El Equipo Secreto:
La real estructura del poder
La elección de la palabra
Equipo es significativa. Es sabido que los miembros de un equipo, en béisbol o
fútbol son profesionales con habilidades bajo la dirección de alguien con
autoridad. Ellos no crean su propio plan de juego. Ellos trabajan para su
entrenador y el propietario del club. Siempre hay un grupo que los maneja y los
convoca para el juego. Los miembros del Equipo son como abogados y agentes. Trabajan
para alguien. Ellos generalmente no planean su trabajo. Hacen lo que su cliente
les ordena. Por ejemplo, esto sucede en la Agencia Central de Inteligencia
(CIA). La CIA es una ‘agencia’ y no un ‘departamento’. Y sus empleados son
altamente calificados en sus habilidades profesionales y ofrecen un rendimiento
a la altura de las obligaciones ordenadas. Así, los miembros del más alto nivel
del Equipo Secreto trabajan para sus patrones a pesar del hecho que sus
exclusivas oficinas puedan hacerlos parecer como uno de ellos, aunque ellos
mismos no solo sean el Equipo sino la élite del poder.
(...)
Esa noche en particular había ocurrido un bombardeo en
Rotterdam. Sentado allí, pensativo, y luego como hablando consigo mismo él
dijo: “Irrestricta guerra submarina, irrestricto bombardeo aéreo. Esto es una
guerra total”. Él continuó sentado allí mirando un mapa grande y luego dijo:
“El tiempo, el océano, algunas estrellas
y el Gran Cabildeo nos han hecho como somos”.
Esta fue una escena memorable y una
revelación de una realidad que es poco frecuente. Si para el gran Winston
Churchill hay un ‘Gran Cabildeo’ (High Cabal o la Gran Cábala alude al grupo de mayor poder en el mundo) que nos
hizo como nosotros somos, nuestra definición está completa. ¿Quién podría saber
mejor que el mismo Churchill durante los oscuros días de la II Guerra Mundial
que existía, más allá de toda duda, una Gran Cabildeo internacional?
Eso fue verdad entonces y es verdad
hoy, en especial en estos tiempos de Unipolaridad. Este poderoso grupo ha
perdurado como superior porque habían aprendido el valor del anonimato. Para
ellos, el Equipo Secreto y sus operadores profesionales.
(...)
El poder del Equipo proviene de su
vasta infraestructura gubernamental encubierta y su directa relación con las
grandes industrias privadas, los fondos mutuales y las casas de inversión,
universidades y medios de comunicación, incluyendo publicaciones domésticas o
foráneas.
El equipo secreto tenía íntima
cercanía con actores del poder en más de 60 países y es capaz de derrocar
gobiernos para crear regímenes, y para influenciar gobiernos en casi todo el
planeta.
El Equipo Secreto tuvo algo que ver
con las muertes de Rafael Trujillo, Ngo Dinh Diem, Dag Hammerskjold, John F.
Kennedy, Robert Kennedy, Martin Luther King, y muchos otros que nunca serán
revelados, pero los cierto es el que el poder del Equipo se realza por el culto
a las armas y por su brutal y arbitraria bandera anticomunista, aun cuando el
comunismo no tuviera nada que ver en el asunto.
Al Equipo Secreto no le agrada la
crítica, las investigaciones o la historia. Siempre es propenso para ver el
mundo dividido en dos campos: Ellos y Nosotros. A veces la distinción puede ser
tan pequeña como un punto, como en “So. Viets” y “Soviets”. Los “So. Viets” son
nuestros amigos en Indochina y los “Soviets” son el enemigo en ese periodo.
(...)
En el núcleo del Equipo, de hecho,
hay un puñado de máximos ejecutivos de la CIA y de la NSC (Consejo Nacional de
Seguridad), notoriamente el jefe de consejeros de la Casa Blanca para política
internacional. Alrededor de ellos hay un círculo oficial íntimo, civil y
militar del Pentágono y profesionales de carrera de la comunidad de
inteligencia. Es difícil decir exactamente quienes son esos hombres. Algunos
visten uniformes con rango de general y pueden ser de la CIA, otros pueden ser
apenas visibles como el asistente ejecutivo de algún jefe suplente de un gabinete.
Más allá del círculo hay una extensa e intrincada red de oficiales del gobierno
con responsabilidades, o experiencia en algunos campos que atañen a la
seguridad nacional o los asuntos internacionales. Analistas de ‘tanques de
conocimiento’, empresarios que viajan con frecuencia o cuyos negocios son útiles,
expertos académicos en esta o tal materia técnica o región geográfica, y
también graduados de la comunidad de
inteligencia, un servicio del cual no hay renuncias incondicionales.
(...)
Nunca el Equipo Secreto hizo
evidencia de su poderío y su mano diestra como en los hechos de los últimos
noventa días de 1963, cuando los supuestos ‘Documentos del Pentágono’ fueron
expuestos públicamente.
El New York Times (NYT) estremeció
al mundo el domingo 13 de junio de 1971 con la publicación de los primeros
elementos de los Documentos del Pentágono.
La primera entrega del NYT fue el
reporte de la situación en Saigón, firmada por el secretario de Defensa, Robert
McNamara y fechada el 21 de diciembre de 1963. Ese fue el primer reporte sobre
la situación en Indochina presentada al presidente Lyndon B. Johnson a menos de
un mes del asesinato del presidente John F. Kennedy y a menos de 60 días del
asesinato del presidente de Vietnam del Sur, Ngo Dinh
Diem, y de su hermano y consejero Ngo Dinh Nhu.
(...)
El Equipo Secreto tuvo sus días malos
con Kennedy en las playas de la Bahía de Cochinos. Kennedy había revisado con
minuciosidad esa debacle. Desde esa vez él estuvo alerta a las más débiles
señales de alguna operación encubierta que pudiera poner en riesgo y salirse de
las manos y vincular a Estados Unidos en algunos de los muchos desastres.
El Equipo había tenido un largo
descanso desde ese sombrío periodo de abril de 1961 y había aprendido bien cómo
usar y crecer con Jack Kennedy, a pesar de la cautela de éste.
Una vía para hacer esto fue la
seguridad para deletrear cosas correctamente, para tallar el significado lo más
cerca de su línea mientras el Equipo Secreto retenía la iniciativa. Es una
apuesta segura decir que este pronóstico de la salida del personal militar a
finales de 1965 fue la maniobra que ellos deseaban y que Kennedy aceptaría. En
su lenguaje, él tendría tiempo para alcanzar la reelección y luego tomar sus
propias decisiones tal como se lo había comentado al senador Mansfield.
(...)
La suprema condición
subyacente para aprobar una operación clandestina es el absoluto control en las
altas esferas. El Equipo Secreto sugiere esquemas operacionales todo el tiempo
y buscará aprobación para tantos como crean que puedan llevarse a cabo.
El único modo para conseguir
esto es a través del presidente, para aclarar que será una operación no
encubierta sin aprobación no apropiada y que siempre estará en posición de
cancelar o desaprobar alguna o todas las operaciones, como lo vea conveniente.
(...)
Dentro de los treinta
días después de la muerte de Kennedy todo cambió drásticamente. En su reporte
del 21 de diciembre de 1963, McNamara mencionó: “El progreso del Vietcong ha
sido grande después del golpe de estado. También necesitamos un mayor
incremento en el campo militar y en personal para las Misiones de Operaciones”.
(...)
El mismo día que el reporte de
McNamara fue enviado a las manos del presidente Johnson, un expresidente
escribió un informe totalmente diferente para la opinión pública. El presidente
Harry S. Truman, observó los cambios de los eventos desde la muerte del
presidente Kennedy, y considerando los desarrollos desde su administración, escribió
para el Washington Post una columna fechada el 21 de
diciembre de 1963:
Por algún tiempo había estado
perturbado por el modo en que la CIA ha estado desviada de su original tarea,
la cual ha llegado a ser un arma operacional y, a veces, propiciadora de
iniciativas políticas del gobierno. Nunca pensé, cuando fundé la CIA, que sería
inyectada de operaciones clandestinas en tiempos de paz. Pienso que algunas de
las complicaciones y turbaciones que hemos experimentado son en parte
atribuible al hecho que esta silenciosa arma de inteligencia del Presidente ha
sido tan apartada de su deseado rol y que está siendo interpretada como un
símbolo de misteriosas y siniestras intrigas internacionales y un tema para la
propaganda enemiga de la Guerra Fría.
Truman estuvo
preocupado por los eventos de los anteriores noventa días. Esos ominosos días
de octubre, noviembre y diciembre de 1963. En verdad los hombres alrededor del
mundo estuvieron preocupados por esos eventos.
(...)
Aun cuando en su
periodo él había visto el origen del cambio de la CIA en sus operaciones secretas,
allí puede haber una pequeña duda que la “desviación” a la que él hizo
referencia no fue una que él debería haberse atribuido a sí mismo o a otro
presidente. Más bien, el hecho que la CIA había ingresado a las operaciones
clandestinas y “había cambiado mucho su rol inicial” fue más propiamente
atribuible al crecimiento de presiones secretas de otras fuentes de poder. Como
él dijo, la CIA había llegado a ser “un símbolo de misteriosas y siniestras intrigas
internacionales”.
(...)
Ahora que el reporte
McNamara ha sido publicado y ha emergido de las profundidades de la seguridad,
se puede añadir que éste no fue escrito por McNamara, tampoco en Saigón. Ese reporte,
como aquel del 2 de octubre, fue realmente escrito por un grupo del Equipo
Secreto y miembros cercanos al Equipo Secreto. Fue preparado por ellos
únicamente para impresionar al nuevo presidente y a sus ideas de incrementar
tremendamente su responsabilidad sobre la guerra en Indochina.
(...)
La elaboración y
redacción de tan influyente reporte, atribuido a McNamara, fue un trabajo de
habilidad, perseverancia y gran arte.
Una vez que se decidió
que McNamara iría a Saigón, miembros del Equipo Secreto enviaron mensajes
especiales a Saigón a través del ultrasecreto sistema de comunicación de la
CIA, programaron un escenario completo para ese viaje. El secretario de Defensa
y su grupo deberían de ver villas devastadas por los combates, que tenían
senderos y caminos que habían sido causados por el trabajo duro y los
reiterados ensayos –no batallas– que habían tenido lugar entre los “nativos”,
“soldados vietnamitas”, y estadunidenses.
McNamara debía tomar el
itinerario planeado en Washington. Él debía ver “combates cercanos”, recibir
datos de campo y estadísticas preparadas para él en
Washington. Durante su
visita él debería estar bajo la custodia de informantes muy hábiles quienes
sabían lo que él debería de ver, a quien debería de ver y a quien no.
(...)
El reporte final, quizá
de dos pulgadas de grosor, fue impreso en formato oficio con tapa negra de
cuero de cabra, con el nombre del presidente grabado en dorado.
El reporte fue enviado
en helicóptero a la Base Andrews de la Fuerza Aérea, a veinte millas del
Pentágono, y colocado a bordo de jet militar para un vuelo sin parada, con
abastecimiento de combustible en el aire, con destino a Honolulú donde fue
entregado a la mano a Mr. McNamara y su personal.
Él se familiarizó con
el reporte mientras su jet voló a Washington. Él desembarcó en la Base Andrews,
trotó (con el reporte bajo su brazo) hacia el helicóptero presidencial desde
donde fue movido con rapidez a la Casa Blanca donde fue recibido por el
presidente. Tan pronto como ingresó un ayudante distribuyó las copias controladas
del reporte a quienes debía llegar para que empezara la discusión.
Esta recapitulación es
digna de explicarse en detalle porque subraya no solo la ingeniosidad del Equipo Secreto sino su habilidad para ofrecer
súper milagros en una época en la cual
los meros milagros son un lugar común.
(...)
Este reporte del 21 de
diciembre de 1963 fue absolutamente crucial para el interés del Equipo Secreto.
Veinticinco años de conducción y trabajo de los miembros del Equipo Secreto a
través de una generación entera de eventos críticos culminó en la Guerra de
Vietnam.
Nunca antes en la
historia de la civilización un país estuvo tan dispuesto para dedicar muchos de
sus recursos, sus hombres y sus vidas, su dinero y mucho de su prestigio en un
evento tan extraño como la llamada Guerra de Vietnam.
(...)
Hay otro importante
factor para tomar en consideración la agilidad y la astucia del Equipo Secreto.
En la burocrática Washington, pocas cosas son tan valiosas como la información
previa. Si un subordinado sabe ahora que su jefe aprenderá mañana, él está en
la misma posición que al tahúr le gustaría estar si el supiera que caballo
ganará en una futura carrera.
El Equipo Secreto ha
montado un grupo propio a través del cual usa y controla el flujo de la
inteligencia, la real y la manufacturada, conoce lo que sus jefes sabrán
después. Esto aplica muy significativamente en eventos como el reporte
McNamara.
(...)
Townsend Hoopes, quien
pasó años en el Pentágono en este ambiente, escribió el 17 de agosto de 1971 en
el Washington Post, "La alterada alineación en el mundo comunista
fue mucho más clara en 1964 que en 1960, haciéndolo, nuevamente en la teoría,
más fácil Johnson para tomar una nueva y fresca presentación. Pero los abruptos
y trágicos caminos por los cuales había llegado a la Casa Blanca, la fuerza de
la campaña presidencial y su propia falta de una firme brújula en asuntos internacionales
(sin mencionar la poderosa y cercana visión de sus consejeros heredados)
efectivamente excluyó una esencial revisión de nuestros intereses nacionales en
Vietnam. Como cada uno de sus predecesores, Johnson decidió como un analista
apuntó, "debería ser inconveniente para él perder Vietnam del Sur este
año”.
Hay un punto para
añadir a la percepción de Mr. Hoopes. Johnson no solo no hizo una esencial
revisión de nuestros intereses en Vietnam, sino que no revisó la brújula para
asegurarse él mismo que la Nave del Estado estaba en el mismo curso en el cual había
navegando antes que él tomara el timón de la oficina.
(...)
Es esencial clarificar
el término ‘militar’ en este libro.
Muchos militares son
regularmente asignados a la CIA, en sus roles iniciales como expertos en
inteligencia, para sus propias experiencias y entrenamiento. Aunque también la
Agencia los puede usar en algunas de sus actividades.
Esos son los militares
legítimamente asignados y tales hombres están abiertamente identificados con la
CIA. Hay otro grupo de militares quienes están completamente asignados a la
Agencia, cuyos medios de pagos y reintegros son reembolsados por la CIA, pero ellos aparentan estar con
unidades militares regulares y otras asignaciones normales, de tal forma que
sus actividades en la CIA no serán reveladas a quienes no están conscientes de
sus reales tareas. Esos hombres están en asignaciones secretas. Algunos de
ellos están al margen de los servicios habituales por el periodo de su
asignación aunque serán promovidos y recibirán beneficios como sus
promocionales.
Hay otro personal
militar trabajando para la CIA. Ellos son realmente empleados de la Agencia,
pero están obligados a vestir de civil. Y, por último, hay otro personal de la
CIA quienes por razones especiales son permitidos para vestir uniforme o al
menos identificarse como uniformado, con rango si es necesario, aunque cuando
no estén vinculados al servicio.
Hay muy pocos de estos
individuos, pero existen. Es también verdad que para ciertos prácticos
propósitos, personal cercano a la CIA porta identificación del Departamento de
Defensa o de alguna agencia del gobierno para que ellos tengan una simple
cubierta para tarjetas de crédito y cuentan bancarias. Así ellos no tendrán que
revelar su empleo en la CIA. Esta categoría es simplemente un expediente
técnico y no necesariamente para ser usado en propósitos clandestinos.
(...)
La guerra de Vietnam ha
sido siempre la más inusual desde el punto de vista del inicio de una guerra
atípica. Un gran número de personal en esta guerra no fue militar. Hubo
millares, provenientes de otras agencias gubernamentales. Hubo cientos de miles
de trabajadores civiles de toda clase. Solo el apoyo para el mantenimiento de
los helicópteros requería fantásticos números de personal civil y trabajadores
contratados. Kennedy sabía esto y cuando le dijeron que el “personal” debía
regresar a casa, él sabía que significaba eso en magnitud. Sin embargo, cuando
McNamara dijo a Johnson que esa "sustancial reducción in personal militar entrenado",
él estaba hablando de una pequeña rebanada de la torta.
(...)
El 7 de agosto de 1971
en The New Republic, el experto en Asia, Eugene G. Windchy, dice: "Los
que manejaron la nación en Vietnam fueron pocos pero poderosos cabilderos”. Lo
que él llama pequeño pero poderosos conspiradores, este libro los coloca juntos
como la acción del Equipo Secreto. Ese valioso libro de David Wise y Thomas B. Ross
llama a esta fuente de poder “El gobierno invisible” y el capítulo sobre los
varios grupos de inteligencia en Estados Unidos ellos lo llaman “Élite
Secreta”.
La CIA no empezó como un
Equipo Secreto, como “una serie de un pequeño pero poderosos cabilderos”, como
el “gobierno invisible”, o como miembros de la “élite secreta”. Un tiempo antes
llegó a ser un poco de todo eso. El presidente Truman fue exacto cuando dijo
que la CIA había sido desviada de su asignación original.
Esta desviación y las
cosas que han sucedido como resultado de ello, serán los temas recordatorios de
este libro.
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